Hoy en día se dice que el alumno, más no el maestro, debe ser el
protagonista de las clases; sin embargo, les pregunto:
¿En la práctica, estamos cumpliendo con ello?
La mayoría de maestros venimos desde tiempos muy pero, muy lejanos (Ya
hasta parece uno de mis cuentos)
adoptando el papel de protagonistas
excluyentes, creyéndonos poseedores de todo el conocimiento.
Queremos lograr que los y las
estudiantes nos escuchen sin desviar su atención; pero ¿Escuchamos a nuestros
alumnos?
¿Qué estamos haciendo para
transformar la educación?
En la mayoría de nuestras escuelas, el profesor entra al aula, expone sus ideas, las
plasman la pizarra, reparte un par de ejercicios y espera que sean resueltos.
Si queremos lograr la atención de los
alumnos del siglo XXI, estos deben ser involucrado en el trabajo a desarrollar,
ellos deben participar en el desarrollo
de sus aprendizajes. Esto obliga al
profesor a realizar un drástico cambio de enfoque y dejar de lado, aunque le cueste, su papel de
protagonista.
Muchas son las estrategias que
podemos utilizar hoy en día para lograr innovar en el aula, como ejemplo
tenemos el Aprendizaje basado en proyectos, en donde el alumno plantea ideas
para elaborar el proyecto, se organiza en equipos de trabajo, asume y cumple
responsabilidades, indaga por información útil para el trabajo que realizan,
expresa ideas, construye acuerdos, toma decisiones, resuelve problemas y
elabora un producto final con su equipo.
Como docentes debemos aprovechar las características de nuestros estudiantes, esa rebeldía, esas ganas de transformar el mundo de los adolescentes y la curiosidad de los más pequeños. Hagamos de nuestras aulas un aula verde, un aula verde esperanza para nuestros alumnos.